jueves, 30 de julio de 2009

Pirineos 2009: Ordesa y Monte Perdido

Llegábamos al Camping de Valle de Bujaruelo sobre las dos de la tarde.
La autovía Mudéjar hace que desde el desierto alicantino te plantes en pleno Pirineo Oscense en apenas seis horas. Juan se las hizo de tirón, salvo avituallamiento en Sabiñánigo. Tras esa parada técnica la carretera transcurre junto al Río Gállego, siempre subiendo hasta llegar a Biescas. Ahí nos desviamos hacia el este, por una carretera de media montaña, muy revirada, que enlaza el Valle del Gállego con el del Ara, hasta llegar a Torla. Este bello pueblo hace de centro neurálgico para los que llegan a este enclave pirenaico. Nosotros, sin embargo, atravesamos Torla hasta cruzar el Ara por el Puente de los Navarros. Justo ahí la carretera se bifurca; al este, queda la barrera de acceso a Ordesa, que impide el acceso de turismos, al oeste, el camino de tierra que da acceso al Valle de Bujaruelo, nuestro destino.



Torla con la Faja de Pelay al fondo
Tras instalar la tienda damos una vuelta por el entorno de este bello camping, nos damos un baño reparador en el gélido Ara y nos acercamos a San Nicolás de Bujaruelo, otro camping refugio unos kilómetros aguas arriba, junto al puente románico. 

Puente románico en San Nicolás de Bujaruelo.


El entorno es espectacular, empequeñece encontrarse en valles tan profundos excavados por ríos milenarios. Aguas arriba de San Nicolás el valle se abre, al Oeste aparece el valle de Otal, pero la noche se nos echa encima y nos volvemos al camping.
Valle de Bujaruelo

La noche resulta horrible, la migraña decide que es un buen momento para aparecer y apenas pego ojo. Nuestra idea de acometer la subida al Monte Perdido esa misma mañana empieza a diluirse. Desayunamos ya sin prisa, la cefalea va cediendo y nos acercamos a Torla, pensamos que quizá podemos cambiar la montaña por la jornada de deporte aventura que también pensábamos hacer. Entramos en Guías de Torla, y les contamos nuestros planes pirenaicos. Sin saberlo esta consulta resulta fundamental, nuestra idea era subir y bajar el Monte Perdido en dos jornadas, haciendo noche en el refugio de Goriz, tras consultar el parte meteorológico el chico que nos atiende nos recomienda subir ya hacia la montaña, ya que al día siguiente por la tarde dan lluvia y para entonces ya deberíamos estar de vuelta.

Así que dejamos el barranquismo para el último día y volvemos al camping, nos preparamos para la subida y nos dirigimos a Torla, donde se coge el autobús que nos lleva hasta Ordesa. La barrera esta vez sí se abre para nosotros y unos minutos más tarde estamos en plena pradera alpina.

El camino hasta el refugio de Góriz es largo y ya es más de mediodía, así que nos ponemos a caminar por el precioso Valle de Ordesa. Por el lecho del valle corre el Arazas limpio y fresco. En este punto el entorno es amplio y abierto con la clásica forma en "U" de los valles glaciares. Recorremos sin apenas detenernos el Hayedo, las Cascadas del Estrecho y las impresionantes Gradas de Soaso. Finalmente la vegetación se hace más escasa y dispersa, el valle vuelve a abrirse mientras gira hacia el norte, estamos en el circo de Soaso. Las amplias y profundas paredes de roca se van cerrando, dando la sensación de que el valle llega a su fin, sin embargo no vemos ni rastro de la famosa Cola de Caballo. De repente aparece ante nosotros, escondida tras torcer el último recodo. El Valle de Ordesa termina aquí, abruptamente, en una pared vertical por la que resbala el Río Arazas como un gran abanico acuoso que viste la roca de espuma blanca.

Hayedo
Hayedo

Cascada del Estrecho



Cascada del Estrecho


Gradas de Soaso
Gradas de Soaso

Gradas de Soaso

Gradas de Soaso
Circo de Soaso al fondo los tres Sorores (Cilindro,Monte Perdido y Añisclo)

La Cola de Caballo

La Cola de Caballo


La Cola de Caballo
Sorprendentemente estamos solos al pie de la cascada, disfrutamos de unos minutos de recogimiento bajo este monumento natural, comemos algo y nos disponemos a seguir.

 El sendero  abandona el lecho del río en este punto y trepa ganando altura hasta que ya  por encima del valle alcanza el sendero a Góriz. Las opciones para salvar este desnivel son dos, hacerlo de forma directa por el vertiginoso paso de Clavijas o rodear por el sendero que viene desde la Senda de los Cazadores.



Decidimos ir por Clavijas, ya que la tarde se nos echa encima y aún queda más de una hora hasta el refigio. El paso es realmente vertical, en algunos puntos supone una verdadera trepa y está equipado con cadenas, pero resulta un gran ahorro respecto al sendero y las vistas del Valle son espectaculares.

Vista del Valle de Ordesa desde el paso de Clavijas
Una vez sobre el valle, el sendero va subiendo suavemente hasta Góriz, la tarde va cayendo y parte de la fauna pirenaica sale a nuestro encuentro, vemos sarrios, marmotas y collalbas grises.

Sarrio (Rupicapra rupicapra)

Collalba gris (Oenanthe oenanthe)

Marmota alpina (Marmota marnota)


Sobre las siete de la tarde llegamos al refugio de alta montaña de Góriz, en estas fechas (finales de Julio), está lleno hasta la bandera, pero se permite la acampada libre en sus alrededores. Montamos la tienda en el trozo de suelo más plano y con menos rocas que encontramos, la tarde va cayendo, el paisaje es enorme. A nuestras espaldas el imponente macizo del Monte Perdido con las Tres Sorores: el Cilindro de Marboré que podemos ver colosal desde la tienda, el Monte Perdido, ahora oculto tras la punta de las Escaleretas y el Pico Añisclo más al Este.
Antes de irnos a dormir vemos un descarado armiño que corretea entre las tiendas en busca de roedores, finalmente busca lo que encuentra.

Armiño (Mustela erminea)


Armiño con presa (Mustela erminea)
Tienda montada junto al refugio de Góriz.

Madrugamos, tenemos más de 1100 metros de desnivel hasta la cumbre y debemos regresar al Bujaruelo en esa misma jornada. Desde Góriz parten una serie de senderos que van a unirse en el Barranco de Góriz que baja directamente desde el collado que forman el Monte Perdido y el Cilindro. La subida es cómoda aunque con bastante pendiente, el transitadísimo sendero está muy marcado y poco a poco vamos ganando altura. La vegetación va desapareciendo, sustituida por el hielo y la caliza desnuda, aparecen pequeños torrentes procedentes del deshielo.











Un par de horas más tarde nos encontramos antes los dos colosos, frente a nosotros la mole calcárea del Cilindro de Marboré, a nuestros pies el Ibón Chelau (Ibón Helado) y hacia el sureste la canal de la vertiente oeste por la que se accede al Monte Perdido que hace ya rato que nos dejó ver su silueta.

Ibón Chelau (Ibón Helado)

Ibón Helado y Cilindro de Marboré


Progresamos por la cresta de la canal que todavía conserva un lecho helado, pronto llegamos a la mítica Escupidera, mucho menos temible que en invierno, se trata de  uno lomo rocoso en mitad de la cresta que hay que cabalgar para continuar el ascenso, a ambos lados de este punto el desnivel es considerable, resultando muy peligroso cualquier contratiempo en este punto. De hecho, éste es unos de los puntos del Pirineo donde más accidentes mortales se registran, sobre todo en invierno cuando la roca está helada.

Canal de la Escupidera y Monte Perdido


Cruzamos la escupidera sin novedad, nos queda una fuerte subida facilitada por numerosas "zetas". Tras superarlas y dar un pequeño rodeo, el Monte Perdido se rinde y  llegamos a  la cumbre, un gorrión alpino nos recibe en lo más alto.
Nos encontramos un discreto vértice geodésico con banderas y amuletos. Hace mucho viento, las nubes entran y salen del macizo, las vistas son impresionantes, frente a nosotros el Cilindro de Marboré con sus estratos calcáreos retorcidos por el pliegue alpino, hacia el sur el Valle de Ordesa serpentea entre el mar de roca. El tiempo se detiene, pero debemos bajar, echamos un último vistazo y comenzamos el descenso.

Tramo final de la Canal de la Escupidera

Gorrión alpino (Montifringilla nivalis)

Cumbre del Monte Perdido con el Cilindro de Fondo

Cumbre del Monte Perdido (3355 metros)

Pico Añisclo o Soum de Ramond (3263 metros)



Cilindro de Marboré (3328) e Ibón Helado

Valle de Ordesa

Descendiendo por la Canal de la Escupidera

Deshacemos el camino andado deteniéndonos a admirar los innumerables contrastes de esta bella ruta, a medio día ya estamos de vuelta a Goriz, nos sentamos a comer en el refugio mientras un milano real sobrevuela nuestras cabezas. Por los alrededores nos acompañan también  otras bestias acostumbradas a la constante presencia humana.

Milano Real (Milvus milvus). Góriz

Chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus). Góriz

Aglais urticae. Góriz

Reanudamos la marcha y bajamos hacia el valle, en esta ocasión no lo hacemos por clavijas, llegamos al enlace con la Senda de los Cazadores, pero un cartel nos desaconseja tomar esta vía, es tarde y amenaza lluvia. Así que bajamos al lecho del Arazas y volvemos por donde vinimos. Antes de llegar a la pradera nos sorprende la lluvia, el parte no se equivocaba, hicimos bien en estar ya abajo en ese momento.
Algo mojados cogemos el autobús que nos devuelve a Torla y de ahí a Bujaruelo. 

El día siguiente realizamos la actividad que tenemos contratada con la empresa de aventura, nos desplazamos cerca de Fanlo en Huesca a realizar el descenso del Barranco de las Gloces, el lugar resulta ser precioso, y la actividad muy divertida con varios descensos en rappel, algunos saltos y toboganes.

Barranco de las Gloces (Fanlo).

Como la noche anterior ha estado lloviendo, el agua ha arrastrado a algunos animales hasta el interior de la garganta, nos encontramos con algunos de ellos durante el descenso, tratando de encontrar la salida del cañón.

Sapo común (Bufo bufo) Barranco de las Gloces

Tritón pirenaico ( Calotriton asper) Barranco de las Gloces.

Sapo partero (Alytes obstetricans). Barranco de las Gloces.


Terminamos con la actividad e iniciamos el viaje de vuelta a Alicante, una vez más a pesar de la alta dosis de improvisación nos volvemos con la sensación de haber aprovechado mucho el tiempo en nuestra primera estancia en los Pireneos, volveremos!!